
LE CORBUSIER
París, 3 de noviembre de 1952
A mis jóvenes amigos arquitectos de Chile
Mis queridos amigos,
Parece que ustedes son una banda de tipos estupendos decididos a llevar la arquitectura a su verdadero plano que es el del servicio al hombre.
Desde el instante en que uno se ocupa de los hombres, las mujeres y los niños en todo lo que puedan llevar consigo de atrayente y admirable (defectos y cualidades) uno se vuelve arquitecto completo. Se deja de lado definitivamente las fórmulas académicas y la menor superficie, la menor distancia, el menor volumen pequeño construido, se torna precioso como el vaso de agua al explorador en el desierto o como la reserva de gasolina al aviador a 6.000 metros de altura.
Este sentido de la responsabilidad de las cosas y la de nuestra intervención frente a ellas, es el acontecimiento sentimental moderno introducido en la arquitectura después de casi un siglo de eclipse.
Es entonces una cuestión de sentimiento; no es cuestión de dinero y de beneficio, sino una cuestión de devoción. Que aquellos que no amen esto, aquellos que no encuentran allí provecho, que se retiren a tiempo y no vengan a estorbar con sus brutales deseos nuestra magnífica vocación.
Pude terminar la Unidad Habitacional de Marsella gracias a vuestros jóvenes camaradas franceses aquí en Paris. No les deseo que viváis las dificultades que se acumularon bajo nuestros pasos, pero cuando encontréis dificultades ante vosotros, no os apartéis, tomadla por el cuello.
Y buena suerte:
Le Corbusier
35 Rue De Sèrves (6º)
Tèl: Lettré 99-62